26 may 2009

Usos y abusos

Las grandes historias de la humanidad están sustentadas, al menos en su forma más elemental, en una diferencia de poder. Está en nuestra naturaleza la capacidad de percibir la inequidad y, en lo más profundo de las células que nos componen, la reacción que ante ella tenemos.

Ayer escuché un ejemplo de esto. Una persona muy cercana a mi tiene como problema el abuso de uno de los empleados que tiene a su cargo porque, en pocas palabras, ya se le subió a las barbas. 

Tengo por hipótesis que para que esto suceda, forzosamente tiene que existir un antecedente de abuso de confianza y/o por lo menos una intención manifiesta de obtener un beneficio personal adicional con el esfuerzo de alguien más—.

Mientras escuchaba el reporte de los hechos me di cuenta de que, muchas veces, somos nosotros mismos los que provocamos estos abusos. Algunas veces es nuestro carácter; otras nuestra personalidad; o bien, en un buen número de ocasiones, el amor o cariño que sentimos por las personas que abusan de nosotros.

¿Hay algo qué hacer? Ayer, después de darle mi opinión, me quedé pensando. Es probable que una persona tranquila y confiada siempre tenga quejas sobre este tipo de temas porque, sin darse cuenta, es su actitud la que promueve que la gente que tiene alrededor saque partido de su buen corazón. Otra vez la pregunta ¿Hay algo qué hacer?

“El valiente vive hasta que el cobarde quiere” Sí, pero, ¿qué pasó después? Cuando el cobarde se volvió valiente, ¿modificó su naturaleza para convertirse en algo que no es? Dejaron de abusar de él, pero ¿Fue feliz? ¿Nunca volvieron a abusar de él?

No creo en los finales felices (lo aprendí en mi etapa de cuenta-cuentos), pero creo que una buena historia tienen la obligación de dejar abierta la puerta de la conciencia de quien los escucha para que cada quién desarrolle su mejor conclusión. 

Al final, quizás el hecho de quejarse por el abuso de los demás también forma parte de la personalidad de alguien. No sé. Lo que sí se es que siempre es mejor poner una alto a tiempo (al abuso en general) antes que acostumbrarse a bajar la cabeza frente a las cosas que no son justas. Qué difícil, ¿no?

21 may 2009

Con sólo una mirada

Así se llamaba una canción del grupo español Olé Olé. Decía algo así como Tienes poder sobre mi como puedes ver, me has sometido aunque nunca me hayas obligado.
Wow! ¿Han recibido una mirada así? Pensar en eso me hizo recordar cuántas veces bastó una mirada de mi pareja para convertir lo ordinario en leyenda. Fue una mirada la que me dió valor para acercarme a la primera mujer que amé y fue una, muy especial, la que me dió pie para dejar de lado todo lo que me estorbaba para buscar mi estado ideal. 
En el día a día, una mirada por el retrovisor es suficente para decirle al de atrás lo estúpida que fue su maniobra y muchas veces, con una simple mirada, dices todo lo que tienes que decir y no puedes. Quizás la pregunta correcta es ¿todos sabemos interpretar una mirada especial? Sé de muchos cuates que, convencidos de que un hermoso par de ojos les dió entrada, se dieron el golpe emocional de su vida al confundir algo que sólo en su cabeza había quedado claro. 
Una mirada dice 'sí'. Una mirada dice 'no'. Pero una mirada también para decir 'tal vez' y si me preguntan, esa es la mejor de todas. 
Practicaré mis miradas. Con suerte, para lo que más las necesito, no volveré a necesitar palabras. 
   
  

19 may 2009

Propiedades del panqué

El viernes me sorprendieron con un panqué de plátano con pasitas. A decir verdad, todavía no entiendo el efecto que tiene en mí el pan, pero creo que libera mis endorfinas: me pone de buenas.
Hace mucho, mucho tiempo que no me hacían un regalo comestible. Recuerdo que alguna vez una novia del pasado me preparó una especie de pay de zarzamora con queso que jamás cuajó. Lo comimos crudo y batido. Ahora me da asco, pero en aquél entonces, su esfuerzo por complacerme era tal que no podía más que valorar sus atenciones como algo muy especial. 
También recuerdo otra novia que jamás, ni por error, fue capaz de preparar un sandwich. Ahora que lo pienso, creo que para ella era un misterio el origen y la causa del fuego que se encendía en la estufa. Pero eso sí, no terminaban de sonar dos notas de música cuando ya estaba bailando. Y vaya que lo hacía bien. 
Hasta ahora, no había recibido un regalo comestible tan delicioso. Al menos no de parte de una novia. ¿En verdad significa tanto este asunto de dar y recibir? Mi teoría es que tiene un cierto no se qué de especial cuando tu cachirringurris te prepara alguillo de comer. ¿Me equivoco?

11 may 2009

Las cabecitas blancas

Ayer fue un 10 de mayo atípico. Mi 'cabecita blanca' está en casa de su hermana en Cuernavaca asistiéndola mientras se recupera de su reciente cirugía ocular. Para verla ayer, me levanté (en domingo) como a las 7:30 de la mañana, me bañé, pasé a su casa por las cosas que necesitaba y me fuí para allá. Salí como a las 8:40 de mi casa y a las 9:30 ya estaba a las puertas de la tienda 'guayaba' para comprar lo que me encargaron.
Junto con mis primos, decidimos que lo mejor sería ofrecerles un desayuno a las madrecitas para terminar temprano y, quienes así lo requirieran, aprovecharan la tarde para visitar a las mamás de sus parejas, abuelas, etc.

Vi, entonces, después de poco más de dos semanas a mi madre. Por fortuna, muy contenta. Desayunamos, platicamos, reímos y cuando me di cuenta, ya era hora de regresar. Mi política de regreso en domingo de cualquier lugar que implique tomar carretera es tratar de que no pase de las 14:00; simplemente, porque me gusta regresar temprano. Así, si tengo algo qué hacer, lo hago y si no, descanso. Llegué como a las 15:30 a mi casa. Compré comida y me preparé para ver el pésimo partido del Guadalajara (qué bueno que perdieron). Cuando me dí cuenta, se había terminado la tarde, y con ella, el día de las madres.

Hoy, creo que no la festeje suficiente. Hoy escucho a todos en la oficina comentando hoy los regalos que dieron/recibieron, las comidas en que participaron y, algunos, el dolor de cabeza que les dejó buscar un lugar 'familiar' para celebrar el 10 de mayo. Sí, con todo e Influenza.

Mi único consuelo es que falta poco tiempo para que regrese y salgamos a tomar un café para ponernos al día.

¿ustedes celebraron como Dios manda a su mamá?


Por cierto, qué es mejor: ¿dormir en el sofá o en un colchón inflable? (no es chiste, es un tipo de encuesta para ayudar a un buen amigo que se peleó con su brujer)

Yo digo, colchón inflable.

4 may 2009

Un poco sobre la vida después de los 30

Hace un minuto, leí en el blog de mi amigo lucas una entrada en la que menciona algo sobre lamanera como cambia tu perspectiva de muchas cosas después de los 30. Él se refiere particularmente al hecho de que cuando estás 'chavo' te comes con gusto los taquitos de 'a peso' que venden en la entrada de la estación del Metro de tu preferencia. Lo único que te preocupa, es matar al hambre sin lastimar la economía. Es más ni siquiera te lavas las manos. ¿El resultado? No gastas, comes rápido y 'bien' (porque, es peor si comes marinela con chesco...). No hay consecuencias (la indigestión, te la pela; y los gases, son necesarios para sobrevivir con la manada de gueyes que te rodea en el día a día).

Parece que nada podrá detener esa máquina perfecta capaz de digerir y metaboilizar prácticamente todo.

Cuando llegan los treintas las cosas cambian un poco. Bueno, mucho. La economía es diferente, ya no necesitas ahorrar las moneditas de 10 centavos para pagar en el transporte público. Ahora, las guardas en el cenicero del coche para 'devolverle el favor' a los jetones del estacionamientos del súper. Ahora te fijas en cosas como ¿el aceite que utilizan tiene Omega 3? o pides las quesadillas sin grasa, evitas alimentos lácteos (ahora sí hay quien duerma contigo y se queje de tus gases).
Buscas alimentos que tengan verdura, prefieres las ensaladas sobre las fritangas y te recuerde la conciencia cada vez que te das cuenta que terminó el día y sólo tomaste cerveza y refresco.

Ahora sí te preocupa ver cómo te salen arrugas en la cara, evitas tomar el sol si no es necesario y te aguantas las ganas de comer/beber algo que triplica tu consumo diario de calorías.

Y no es que 'lo bueno de la vida' ya no te guste, simplemente, te cuesta el triple de trabajo mantenerte a dieta o quemar los excesos con ejercicios. Ya no es tan fácil recuperar tu talla y, por alguna razón, los momentos de descanso se vuelven religiosos. Sobretodo después de amanecerte y seguir la fiesta.

Además hay que trabajar, pagar tarjetas, renta y sobrellevar el estrés que todo esto trae consigo.

jajajajaja, qué lo mejor es que, como muchos de ustedes, tampoco creí que esto se pondría así cuando tenía 20 o menos. Así que disfruten y no hagan caso, ya les llegará su tiempo.